El movimiento sindical en Colombia debe reinventarse.
Su participación en temas decisorios y relevantes para el grueso de los
trabajadores en Colombia se limita a las intervenciones anuales en la mesa de
concertación laboral: la negociación del aumento del salario mínimo que siempre
se realiza por decreto y no corresponde a un acuerdo entre los empresarios y
los trabajadores. En ese contexto, el poder real de negociación del movimiento
sindical se reduce cada vez más y se aleja de las conquistas laborales de las
décadas del ochenta y el noventa. El movimiento debe trascender de los reclamos
económicos y sociales particulares y encontrar una manera de articular las
luchas locales con las necesidades económicas y políticas de los trabajadores a
lo largo y ancho del territorio nacional. Esto es, articular las nivelaciones
salariales propuestas por la Federación Colombiana de Educadores (Fecode), la
reivindicación de los derechos de los corteros de caña por parte de la CUT y
las demandas del sector petrolero por parte de la Unión Sindical Obrera (USO).
Lastimosamente, la articulación entre sindicatos se
reduce al apoyo en los paros realizados por una u otra organización. El paro
tiene altos costos económicos y de gobernabilidad, que afectan a la sociedad
civil por el congestionamiento de los procesos en las entidades públicas y por
el costo de la suspensión de las funciones de los empleados estatales (basta
recordar el paro realizado por la Asociación Nacional de Funcionarios y
Empleados de la Rama Judicial (ASONAL judicial)). Esta situación puede tornarse
cada vez más problemática si los trabajadores del sector del petróleo y de
otros sectores de la economía deciden unirse al paro convocado por la USO. La
crisis económica que se avecina por la caída de 50% en los precios del petróleo
se puede agudizar en los próximos días: la amenaza de un paro petrolero por
parte de la USO puede llegar a ser el detonante de una profunda crisis social y
económica en el país.
El anuncio de un posible paro indefinido por parte de la
USO se genera a raíz de la no renovación de más de 600 contratos en el
departamento de Santander. Esta situación deberá ser mediada por un ex-líder
sindical y presidente de la USO y la CUT, el actual Ministro de Trabajo, Luis
Eduardo Garzón. El ex alcalde deberá demostrar su conocimiento sobre las
necesidades y requerimientos de ambas partes para lograr una solución por medio
del diálogo y de la participación real y efectiva del movimiento sindical.
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